En Tailandia un kilogramo de heroína de grado cuatro puede obtenerse por ocho millones de pesetas. Gracias a la tolerancia de aduaneros, policías, burócratas y políticos de los distintos países que atraviesa la ruta internacional de la droga, la heroína es distribuida en Europa, donde un kilo llega a costar hasta cuatrocientos millones de pesetas.
El documental muestra la vida de los Mong, campesinos afincados en el norte de Tailandia, que padecen un hambre milenaria y no dudan en optar or la cosecha del opio que les proporciona sesenta pesetas por kilo mientras que no obtienen más que seis pesetas por un kilo de patatas.
En las milenarias culturas del sudeste asiático el opio forma parte de la medicina tradicional y de los ancestrales rituales religiosos. Asistimos a una sesión de curanderismo y al entierro de un Mong rodeado de un apasionante ritual relacionado con el consumo del opio.
El cuarenta y siete por ciento de los delitos cometidos en Tailandia está relacionado con el mundo de las drogas en un país en el que el dos por ciento de la población es drogadicta. Finalmente las cámaras penetran en el templo budista de Tam Krabok, donde se realiza un experimento de desintoxicación de heroinómanos por medios naturales.