Jap贸n es el segundo pa铆s industrial m谩s poderoso del mundo, pero las mujeres apenas tienen puestos directivos de poder. En la actualidad no hay m谩s que veintid贸s mujeres en el Parlamento frente a ochocientos hombres. Doscientas japonesas son jueces y s贸lo un uno por ciento de los notarios y procuradores son mujeres.
Las japonesas suelen trabajar hasta los veintitr茅s a帽os. El sesenta por ciento de los matrimonios se arreglan a trav茅s de casamenteros oficiales, familias amigas o centros matrimoniales con servicio de ordenadores.聽 Los hombres diferencian entre la esposa que les dar谩 hijos y la amante que les proporcionar谩 el placer er贸tico.
En la sociedad japonesa los c贸nyuges viven en dos esferas separadas. El japon茅s tiende a pasar su tiempo libre con sus compa帽eros de trabajo y en esa vida social no incluye nunca a la esposa. A pesar del avanzado progreso tecnol贸gico que ofrece a las mujeres todo tipo de electrodom茅sticos y alimentos preparados, las amas de casa sufren una fuerte alienaci贸n. Jap贸n es el pa铆s con mayor 铆ndice de suicidios de menores de diecis茅is a帽os y mujeres que se sienten solas.
A trav茅s de las entrevistas con la Viceministra de Asuntos Exteriores, la licenciada en Derecho Ery Nemoto, las mujeres que sufrieron sobre su piel los efectos de la bomba de Hiroshima, las mujeres polic铆a y las desconchadoras de ostras, se perfila la panor谩mica de un pueblo profundamente amante de sus tradiciones y abierto como ning煤n otro pa铆s de Oriente a los modelos culturales y est茅ticos que les llegan de Occidente.