En este documental se muestra a China a través exclusivamente de las mujeres y de su incorporación al mundo del trabajo desde que se produjo la revolución maoísta, primer paso dado para esa larga marcha que representa la liberación de la mujer en un país en el que se les vendaba los pies y se cometían numerosos infanticidios femeninos.
Por el programa desfilan desde la alcaldesa de Shanghai, a las magníficas atletas de boxeo chino, o la doctora Yu Chu, a quien le redujeron los pies antes de la revolución pero no pudieron comprimirle el cerebro y es, hoy en día, una de las científicas más brillantes de dicho país, dedicada a estudiar y combinar los descubrimientos de la medicina tradicional con la tecnología occidental.
Las cámaras se introducen en fábricas textiles, talleres artesanales y astilleros donde las mujeres chinas desempeñan desde los cualificados puestos de ingenieras hasta los modestos de barrenderas. Como Mao dijo las mujeres sostienen la mitad del cielo porque los quinientos millones de mujeres chinas sustentan la mitad de la producción de este inmenso país. No obstante no están suficientemente representadas en la política.
La campaña del hijo único ha conducido a que el dieciséis por ciento de las mujeres chinas se hayan ligado las trompas mientras los hombres se muestran reacios a la vasectomía. Las chinas rechazan la píldora y se muestran partidarias del preservativo.